miércoles, octubre 18, 2006

¡Viva San Perón!


Voy a evitar arrancar por lo que hoy se encuentra en boca de todos. Sinceramente no me importan demasiado los hechos de violencia vividos ayer en la quinta de San Vicente y actual museo y mausoleo del ex presidente Juan Domingo Perón.
Lo que si me preocupa, lo que me extraña que nadie diga, lo que deja mucho que desear, es el espíritu político que tiene como legado imborrable la República Argentina.
Se trata de un sistema bipartidista, cuyos dos modelos representativos son el Justicialismo y el Radicalismo, y que en otro momento histórico supieron ser el Unitarismo y el Federalismo. Pero ojo, siempre a ultranza.

Lo sucedido el pasado 17 de octubre (repito, no los hechos de violencia, si no el traslado de los restos de un ex presidente desde un cementerio hasta un nuevo recinto, luego de mas de treinta años de su muerte), nos da una pauta de la clase de dirigencia y pensamiento político que tiene este país.
En la mentalidad política de las clases dirigentes, evidentemente, aún vive esa poco saludable idea de la personificación del poder en la figura de un caudillo, un káiser o un hombre todopoderoso.

Se trasladó la figura del político más demagogo que supo ver la historia de nuestro país. Se está casi adorando, a un individuo que tuvo como ídolo a Benito Mussolini, el creador del fascismo. A la persona que quiso solucionar el problema de los pobres e indigentes, que es un trabajo que debe realizarse a largo plazo, dándoles vestimenta y alimentos, y no educándolos y ofreciéndoles las herramientas necesarias para el futuro. Ese señor, le permitió la entrada al país que gobernaba, a todos los jerarcas nazis que escapaban de las cortes internacionales de justicia. Los restos de ese individuo son los que se trasladaron con honores.

No, no se trata del discurso de un radicalista retrógrado, un izquierdista extremo, ni un antiperonista. Es, meramente, la reflexión de una persona que sabe que en estas latitudes, la palabra memoria no se encuentra en el diccionario cotidiano de los argentinos. Y que sabe a demás, que las acciones de los individuos no son juzgadas por su verdadero valor, sino que se consideran buenas o malas, según quien sea el impulsor de las mismas.
Solemos repudiarlas por que son hechas por una mujer, por que la idea la tuvo un negro y no un blanco, por la tendencia política o religiosa y sobre todo por la ideología que tenga el sujeto en cuestión.

Cada vez que asume la presidencia un partido opositor al que se encuentra en el poder, una de las primeras medidas que se toman es la de cambiarle el nombre a las calles, como si no hubiera cosas importantes para hacer.

El problema de la Argentina, es la falta de educación. La no fomentación de la creencia de los individuos en los gobernantes puros, pluralistas y democráticos, que respetan el derecho de las mayorías a elegir, y el de las minorías a expresarse y a protestar.

A más de treinta años de la muerte de Perón, se siguen hablando maravillas o barbaridades de él. Claro que ha hecho cosas positivas en sus mandatos, fomentó la industria nacional y creó hospitales, entre otras cosas. Pero nadie dentro de la política, ha logrado abstraerse de esa nociva tendencia a adorar o condenar, que muchas veces es heredada por la familia y no surge por propia convicción. Nadie ha sabido rescatar lo verdaderamente bueno que hicieron los personajes del pasado y desechar lo malo, para gobernar con justicia, consenso, libertad y verdadera democracia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lA VERDAD QUE DA MUCHA LASTIMA COMO NOS MANEJAMOS LOS ARGENTINOS, LA ADORACION A PERSONAS QUE SOLO BUSCARON SU PROPIO BENEFICIO, COMO TODOS LOS POLITICOS. GENTE MUERE TODO EL TIEMPO Y A NADIE LE IMPORTA, Y MUEVEN UN CUERPO ( SI SE PUEDE DECIR ASI, YA QUE SOLO QUEDAN HUESOS ) Y SE MATAN Y HACEN ALBOROTO POR NADA.
CAMBIEMOS LA FORMA DE PENSAR MEDIOCRE Y HAGAMOS COSAS QUE VALGAN LA PENA PUBLICARLAS!

FELICITACIONES MUY BUENA PAGINA