Lamentablemente se me ocurrió leer el diario. Ya mencionamos algo de las próximas elecciones de 35 convencionales constituyentes a realizarse éste domingo en Misiones. Dejamos en claro que por el oficialismo se encuentra el actual gobernador Carlos Rovira, quien busca modificar la Constitución provincial en su artículo 110 y conseguir así la reelección ilimitada del gobernador y del vicegobernador.
Recordemos en este punto, que otras provincias ya cuentan con el mismo sistema eleccionario: Santa Cruz (¿le suena?) y Entre Ríos (¿también le suena? Sí, la de Busti y las papeleras).
Por el otro lado de la contienda electoral se encuentra un conglomerado de opositores, entre los que se ubica a la cabeza el obispo Joaquín Piña, y quines forman el Frente Unidos por la Dignidad; no está de más decir que opusieron una denuncia de fraude institucionalizado a la Organización de Estados Americanos.
Hecha la introducción, y con su permiso, podemos repasar lo ocurrido hasta ahora y luego me tomaré el atrevimiento de llegar a una conclusión (o no, de última voy a reelección).
Entre los aspectos negativos de tan detestable (pero legal y técnicamente correcta) intención de modificar la Constitución provincial, encontramos algunas actitudes del oficialismo que dejan bastante que desear y que confunden un poco a la hora de considerar su sentido de “democracia”.
Parece que el gobierno provincial se habría negado a proveerle al parido de Piña los fondos partidarios que reciben las fuerzas políticas para sus campañas; también habrían utilizado fondos públicos para la campaña del gobernador; y la policía para realizar “espionaje político”; y habrían caído “amenazas” sobre sacerdotes católicos de Misiones (recuerden que habrían quemado una capilla y que la jefatura de policía habría dado la orden a sus subordinados de no asistir a misa); también habría 31.000 DNI sin fotos en poder del registro provincial (votan 700.000 misioneros).
¿Porqué es tan importante ésta noticia? Por el apoyo que le otorga el Presidente de la Nación a Rovira, ya sea a través del jefe de Gabinete y del ministro del Interior con declaraciones de respaldo, o enviando $6 millones para ayuda social (hace un mes anunció que enviará $19 millones).
Pero también es importante porque no es más que un reflejo de la política oficial, que se basa fundamentalmente en el manejo de los medios, y a través de éstos de la opinión pública, y en controlar las manifestaciones sociales. Pero si se pierde alguno de ellos, el poder político también se perderá.
¿Qué está ocurriendo en Misiones? Las encuestas indicarían que en las principales ciudades, el oficialismo será derrotado; pero en las zonas rurales triunfará. Si esto es cierto, la clase media, que forma la opinión pública (por participación y por estar más informada), habría abandonado al oficialismo.
Si además consideramos que las manifestaciones sociales se descontrolan y recuperan autonomía, con un Moyano cada vez más poderoso, un Partido Justicialista totalmente fragmentado (como demostraron los incidentes en San Vicente) y diversos sectores de la sociedad que se anima a quejarse, el poder político se estaría disolviendo. Y, también lamentablemente, opaca todo el valor que ha demostrado hasta ahora la gobernación K para mantener un equilibrio económico y satisfacer a algunos sectores de la población, entre otras virtudes.
Recordemos en este punto, que otras provincias ya cuentan con el mismo sistema eleccionario: Santa Cruz (¿le suena?) y Entre Ríos (¿también le suena? Sí, la de Busti y las papeleras).
Por el otro lado de la contienda electoral se encuentra un conglomerado de opositores, entre los que se ubica a la cabeza el obispo Joaquín Piña, y quines forman el Frente Unidos por la Dignidad; no está de más decir que opusieron una denuncia de fraude institucionalizado a la Organización de Estados Americanos.
Hecha la introducción, y con su permiso, podemos repasar lo ocurrido hasta ahora y luego me tomaré el atrevimiento de llegar a una conclusión (o no, de última voy a reelección).
Entre los aspectos negativos de tan detestable (pero legal y técnicamente correcta) intención de modificar la Constitución provincial, encontramos algunas actitudes del oficialismo que dejan bastante que desear y que confunden un poco a la hora de considerar su sentido de “democracia”.
Parece que el gobierno provincial se habría negado a proveerle al parido de Piña los fondos partidarios que reciben las fuerzas políticas para sus campañas; también habrían utilizado fondos públicos para la campaña del gobernador; y la policía para realizar “espionaje político”; y habrían caído “amenazas” sobre sacerdotes católicos de Misiones (recuerden que habrían quemado una capilla y que la jefatura de policía habría dado la orden a sus subordinados de no asistir a misa); también habría 31.000 DNI sin fotos en poder del registro provincial (votan 700.000 misioneros).
¿Porqué es tan importante ésta noticia? Por el apoyo que le otorga el Presidente de la Nación a Rovira, ya sea a través del jefe de Gabinete y del ministro del Interior con declaraciones de respaldo, o enviando $6 millones para ayuda social (hace un mes anunció que enviará $19 millones).
Pero también es importante porque no es más que un reflejo de la política oficial, que se basa fundamentalmente en el manejo de los medios, y a través de éstos de la opinión pública, y en controlar las manifestaciones sociales. Pero si se pierde alguno de ellos, el poder político también se perderá.
¿Qué está ocurriendo en Misiones? Las encuestas indicarían que en las principales ciudades, el oficialismo será derrotado; pero en las zonas rurales triunfará. Si esto es cierto, la clase media, que forma la opinión pública (por participación y por estar más informada), habría abandonado al oficialismo.
Si además consideramos que las manifestaciones sociales se descontrolan y recuperan autonomía, con un Moyano cada vez más poderoso, un Partido Justicialista totalmente fragmentado (como demostraron los incidentes en San Vicente) y diversos sectores de la sociedad que se anima a quejarse, el poder político se estaría disolviendo. Y, también lamentablemente, opaca todo el valor que ha demostrado hasta ahora la gobernación K para mantener un equilibrio económico y satisfacer a algunos sectores de la población, entre otras virtudes.
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