miércoles, diciembre 20, 2006
Una nueva tendencia.
En el último año, en Estados Unidos surgió una moda entre los adolescentes, que consiste en salir a cazar a los marginales que duermen en los lugares públicos.
Si señores, los nenes de mamá que tienen un buen pasar y el cerebro del tamaño de una mosca, buscan emociones extremas, y han encontrado esa sensación de omnipotencia deseada por los intolerantes, en las brutales palizas que les propinan a los que nada tienen.
Los golpean salvajemente con bates de béisbol, y hasta han llegado a incinerarlos.
Esto, como dice un especialista en racismo y crímenes de odio, se debe en gran número a que en el pensamiento vulgar existe la creencia de que los sin techo, son los responsables de su propio presente. Que son vagos y borrachos que gustan de su situación y que prefieren no hacer nada para remediarla.
Si bien el pensamiento vulgar es ese, hay que preguntarse: ¿qué es lo que lleva a la gente a creer eso? Sin lugar a dudas, es una especie de lavado de cerebro.
Claro, hace mas de cien años, los estadounidenses, autodenominaron su espacio como la tierra de las oportunidades, una maravillosa disneylandia donde cada uno es el timonel de su destino y tiene infinitas posibilidades de crecer hasta el firmamento. Personas que creen en esto, son las que atacan a los que nada tienen.
Lo que nadie les dijo a estos muchachos, es cuan difícil es ingresar a una universidad si no se es un deportista con un futuro prometedor, o si no se tiene un padrino poderoso. Tampoco les comentaron que sin estudios básicos ya estas fuera del sistema, por lo tanto que Dios se apiade de vos. Seguro tampoco escucharon que el más fuerte devora al más débil.
Escuché por ahí, que ciertos sectores de la ultraderecha Argentina están interesados en el mecanismo que utilizan estos grupos adolescentes.
Lógico, en este mundo que se rige por estadísticas, y teniendo en cuenta lo apuntado por Moe en uno de sus comentarios, de que en la ciudad de Buenos Aires son 793 los sin techo, podría utilizarse este sistema para reducir los índices en forma considerable.
Imaginen una comisión de entrenamiento financiada con capitales aportados por Macri y el ingeniero Blumberg.
Dejando los chascarrillos de lado, sería bueno que por una vez en la vida, no copiemos el tan mentado estilo de vida americano, y busquemos una solución desde la contención para los indigentes de nuestro país, no solo de la capital.
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