jueves, noviembre 23, 2006

¡Luz, cámara, acción!

Una noche, y como todas las noches, Mario West, colectivero de la línea 85, manejaba su vehículo por la provincia de Buenos Aires.

En una de las paradas, tres muchachos se subieron al transporte y lo amenazaron con un arma para robarle. Lo hicieron detenerse en un lugar oscuro donde lo golpearon salvajemente hasta sacarle la billetera y el celular. Sin embargo, no conformes con su acto de vandalismo, y al darse cuenta de la carencia de fondos que había en la billetera, le amputaron cuatro dedos de su mano.

La investigación comenzó, y un buen día, un hombre llamado José Luis Castillo, apareció en la escena alegando conocer a los tres individuos que atacaron al colectivero, ya que la madrugada del día posterior al hecho, ellos mismos le confesaron lo que habían realizado. Los muchachos fueron arrestados.

Hasta acá es bárbaro, el accionar veloz y eficiente de la policía merece un 10 (diez) como calificación final, y los tres acusados merecen ir a la cárcel durante un largo período.

Ahora, ¿qué pasa si les digo que Castillo en realidad no sabe absolutamente nada del hecho?, ¿Qué pasa si les explico que es un títere que entre tres policías de la federal y uno de la bonaerense aleccionaron para que diga como un versito un relato con abundancia de datos ficticios para inculpar a los tres jóvenes señalados por él?, ¿Qué pasa si les digo que los tres acusados no tenían nada que ver en el suceso?

Realmente es una vergüenza.

Hace solo unos días salio a la luz, tras las investigaciones del juez Juan Ramos Padilla, el hecho de la falsa atestiguación por parte de un soplón de la policía, en el caso del colectivero asaltado.

Al parecer, Castillo le debía dinero a uno de los tres acusados, lo que no es un dato menor. Pero lo que resulta realmente indignante, es la participación de las fuerzas policiales en el asunto.

Ahora, los cuatro oficiales están siendo investigados. Y los tres jóvenes fueron sobreseídos.

Fraguar un testigo no es lo único por lo que se acusa a estos muchachos que portan placas y armas al servicio de la comunidad, sino también la invención de operativos. De crear secuencias casi cinematográficas en las cuales se le ofrece al público una visión positiva de su accionar. Al mejor estilo de “los simuladores”, se monta un escenario falso, con acciones irreales de tinte hollywoodense.

Con dichos simulacros se puede inventar pruebas, destruir evidencias, justificar pérdidas y mejorar la pésima imagen que se tiene hoy por hoy de la policía, entre otras cosas.

Como siempre, no pasa nada, hasta que pasa. O mejor dicho, las cosas pasan desapercibidas, hasta que salen a la luz, y es ahí donde comienzan las averiguaciones, las indagatorias y demás.

Hace falta una investigación completa de los integrantes de las fuerzas de control para poder garantizarles verdadera seguridad a los ciudadanos de nuestro país. Solo así, lograremos un poco de verdadera justicia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ya está probado todo lo que afirmás????

Larry dijo...

Si, y de todas maneras, ¿a vos te queda alguna duda? Desgraciadamente la corrupción llega a puntos muy peligrosos de la sociedad. ¿Cómo enfrentas a un policia corrupto? tiene todo un aparato detras que lo respalda.
Siempre hay excepciones a las reglas, pero la corrupción dentro de las filas policiales hoy es un hecho irrefutable. Pero para que se te aclaren las dudas te digo mas, el testigo falso, ya había sido testigo en tres o cuatro casos mas, ¿que sospechoso que siempre esté en el lugar indicado para ver y saber que pasó en hechos delictivos, no?

Anónimo dijo...

yo tambien me entere del asunto, y es verdad por que salieron publicados los nombres de todos los policias implicados