Bienvenido 2007

El avance tecnológico de la sociedad, parece ser desafiado por el retraso barbárico del ser humano. El mundo civilizado despidió 2006 bajo el ojo observador de la televisión mundial con la imagen de Saddam Hussein ahorcado, al igual que lo determinaban los reyes como castigo en la época Medieval.
A fin de cada año, los medios de comunicación suelen realizar un balance de noticias. Basta con tener al alcance cualquier diario o revista con éste contenido, para determinar que, en los hechos, 2006 fue escalofriante para la raza humana. Atentados, guerras, invasiones, discriminación, muerte y ambición suelen ser protagonistas en nuestra historia.
López y Gerez, dos apellidos que han encontrado en la vida, algo más que experiencias en común, sino que han sido utilizados para decir “presente”, tanto por los protectores de derechos humanos como por aquellos que los violan. Y otra vez el principio de retroactividad de la ley ha sido relegado en esta “sociedad de Derecho” en la que vivimos. O acaso el fin justifica los medios y nuestros abuelos siempre nos mintieron. Y el miedo encuentra su fundamento para seguir creciendo en el resto de los espectadores que intentamos comprender qué es lo que ocurre; intentamos volvernos analistas de medios, en la búsqueda de fundamentos ocultos, intereses económicos y políticos.
Estados Unidos en su máximo “esplendor” sigue siendo gobernado por quien todos critican y temen, pero el resto de las potencias mundiales se mantiene al margen. En un sinsentido, a todos les sirve, a todos les conviene, que el malo sea otro. Y como bien dijo aquel profeta norteño “el que no es amigo, es enemigo”. Y como bien digo, para que existan ricos, deben existir pobres.
Mientras la prensa intenta ser el cuarto poder, que busca el equilibrio entre los otros tres, el ejecutivo se empecina en convertirlo en el primer poder; gracias a la globalización.
Aquí estamos, en busca de definir una postura, de no ser una mera opinión tirada al aire, pero qué difícil se hace querer cambiar algo. Sí, es cierto que en las pequeñas cosas, en las cotidianas, también logramos el cambio, pero qué hago con esa necesidad de llegar a la gente, de intentar poner mi granito de arena con lo poco o mucho que uno pueda llegar a saber, tal vez porque leí algo en algún lado, tal vez porque las casualidades de la vida lo ponen a uno cerca de una conversación interesante.
Gracias 2006 por reavivar éste espíritu. Bienvenido 2007, desde aquí, también decimos “presente”.